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Xerocomus badius
Suillus luteusfungus
La Imleria badia, comúnmente conocida como bolete de laurel, es una seta comestible y porosa que se encuentra en Europa y América del Norte, donde crece en bosques de coníferas o mixtos, en el suelo o en tocones de árboles en descomposición, a veces en cantidades prolíficas. Tanto el nombre común como el científico hacen referencia al sombrero de color laurel o castaño, que es casi esférico en los ejemplares jóvenes antes de ensancharse y aplanarse hasta alcanzar un diámetro de hasta 15 cm (6 pulgadas). En la parte inferior del sombrero hay pequeños poros amarillentos que se vuelven de color gris azulado cuando se golpean. El estípite liso y cilíndrico, que mide 4-9 cm de largo y 1-2 cm de grosor, tiene el mismo color que el sombrero, pero más pálido. Se han descrito algunas variedades en el este de Norteamérica, que difieren del tipo principal tanto en su morfología macroscópica como microscópica.
Descrito científicamente por primera vez por Elias Fries en 1818, el bolete de laurel fue reclasificado como Xerocomus badius en 1931, y sigue figurando así en varias fuentes. Los modernos estudios filogenéticos moleculares muestran que Xerocomus es polifilético (no desciende de un ancestro común), y el bolete de la bahía no está especialmente relacionado con las especies de ese género. Considerado a menudo como un pariente pobre del cep (Boletus edulis), I. badia es sin embargo considerado como un hongo comestible de primera calidad por algunos autores, como el experto en alimentación Antonio Carluccio, y se vende en los mercados de Europa y del centro de México. Sus setas están menos infestadas de gusanos que otras boletes. Varios estudios europeos han demostrado que el hongo puede bioacumular algunos metales traza del suelo, como el mercurio, el cobalto y el níquel. Además, la seta contiene un pigmento que concentra el cesio radiactivo; los ejemplares recogidos en Europa tras la catástrofe de Chernóbil de 1986 contenían varias veces más cesio-137 que los recogidos antes del incidente.
Xerocomus badius del momento
El final del verano y el otoño es la temporada principal de este buen boletus comestible, cuyo sabor es comparable al del Boletus edulis, el Cep o Penny Bun, y que tiene la ventaja de estar menos frecuentemente infestado de gusanos, incluso cuando el sombrero se ha expandido completamente.
El tallo es una de las características más obvias que definen a esta seta comestible; no es liso ni reticulado (cubierto de un patrón de red), sino que está alineado verticalmente con crestas marrones poco profundas sobre un fondo más pálido.
Aunque las Boletes de la Bahía son hallazgos comunes, no son setas particularmente gregarias, y es raro encontrar más de dos o tres en un grupo; sin embargo, en ocasiones he encontrado grupos de hasta cuatro o cinco debajo de un pino envejecido.
El gran micólogo sueco Elias Magnus Fries describió y nombró esta seta en 1821, dándole el nombre de Boletus badius. En 2014 el micólogo italiano Alfredo Vizzini erigió el nuevo género Imleria para esta especie, basándose en la singularidad de algunas de sus características morfológicas y en los análisis de ADN comunicados en 2013.
Identificación de los boletus de la bahía
La Imleria badia, comúnmente conocida como bolete de laurel, es una seta comestible y porosa que se encuentra en Europa y América del Norte, donde crece en bosques de coníferas o mixtos, en el suelo o en tocones de árboles en descomposición, a veces en grandes cantidades. Tanto el nombre común como el científico hacen referencia al sombrero de color laurel o castaño, que es casi esférico en los ejemplares jóvenes antes de ensancharse y aplanarse hasta alcanzar un diámetro de hasta 15 cm (6 pulgadas). En la parte inferior del sombrero hay pequeños poros amarillentos que se vuelven de color gris azulado cuando se golpean. El estípite liso y cilíndrico, que mide 4-9 cm de largo y 1-2 cm de grosor, tiene el mismo color que el sombrero, pero más pálido. Se han descrito algunas variedades en el este de Norteamérica, que difieren del tipo principal tanto en su morfología macroscópica como microscópica.
Descrito científicamente por primera vez por Elias Fries en 1818, el bolete de laurel fue reclasificado como Xerocomus badius en 1931, y sigue figurando así en varias fuentes. Los modernos estudios filogenéticos moleculares muestran que Xerocomus es polifilético (no desciende de un ancestro común), y el bolete de la bahía no está especialmente relacionado con las especies de ese género. Considerado a menudo como un pariente pobre del cep (Boletus edulis), I. badia es sin embargo considerado como un hongo comestible de primera calidad por algunos autores, como el experto en alimentación Antonio Carluccio, y se vende en los mercados de Europa y del centro de México. Sus setas están menos infestadas de gusanos que otras boletes. Varios estudios europeos han demostrado que el hongo puede bioacumular algunos metales traza del suelo, como el mercurio, el cobalto y el níquel. Además, la seta contiene un pigmento que concentra el cesio radiactivo; los ejemplares recogidos en Europa tras la catástrofe de Chernóbil de 1986 contenían varias veces más cesio-137 que los recogidos antes del incidente.
Boletus huronensis
El final del verano y el otoño es la temporada principal de este buen boletus comestible, que es comparable en sabor con el Boletus edulis, el Cep o Penny Bun, y tiene la ventaja de estar menos frecuentemente infestado de gusanos, incluso cuando el sombrero se ha expandido completamente.
El tallo es una de las características más obvias que definen a esta seta comestible; no es liso ni reticulado (cubierto de un patrón de red), sino que está alineado verticalmente con crestas marrones poco profundas sobre un fondo más pálido.
Aunque las Boletes de la Bahía son hallazgos comunes, no son setas particularmente gregarias, y es raro encontrar más de dos o tres en un grupo; sin embargo, en ocasiones he encontrado grupos de hasta cuatro o cinco bajo un pino envejecido.
El gran micólogo sueco Elias Magnus Fries describió y nombró esta seta en 1821, dándole el nombre de Boletus badius. En 2014 el micólogo italiano Alfredo Vizzini erigió el nuevo género Imleria para esta especie, basándose en la singularidad de algunas de sus características morfológicas y en los análisis de ADN comunicados en 2013.