Arboles micorrizados

Arboles micorrizados 2020

Una micorriza arbuscular (AM) (plural micorrizas, también conocidas como endomicorrizas) es un tipo de micorriza en la que el hongo simbionte (hongos AM, o AMF) penetra en las células corticales de las raíces de una planta vascular formando arbúsculos. (No debe confundirse con la ectomicorriza o micorriza ericoide).
Las micorrizas arbusculares se caracterizan por la formación de estructuras únicas, arbúsculos y vesículas por parte de los hongos del filo Glomeromycota. Los hongos AM ayudan a las plantas a captar nutrientes como fósforo, azufre, nitrógeno y micronutrientes del suelo. Se cree que el desarrollo de la simbiosis micorrícica arbuscular desempeñó un papel crucial en la colonización inicial de la tierra por las plantas y en la evolución de las plantas vasculares[1].
Se ha dicho que es más rápido enumerar las plantas que no forman endomicorrizas que las que sí lo hacen[2]. Esta simbiosis es una relación mutualista muy evolucionada que se da entre los hongos y las plantas, la simbiosis vegetal más frecuente que se conoce[3], y los HMA se encuentran en el 80% de las familias de plantas vasculares que existen en la actualidad[4].

Asociación de micorrizas

Intercambio de nutrientes y comunicación entre un hongo micorriza y las plantas. Las redes micorrícicas (también conocidas como redes micorrícicas comunes o CMN) son redes hifales subterráneas creadas por hongos micorrícicos que conectan plantas individuales entre sí y transfieren agua, carbono, nitrógeno y otros nutrientes y minerales.
La formación de estas redes depende del contexto y puede verse influida por factores como la fertilidad del suelo, la disponibilidad de recursos, el genotipo del huésped o del mico-simbionte, las perturbaciones y las variaciones estacionales[1].
Por analogía con las numerosas funciones que desempeña la World Wide Web en las comunidades humanas, las numerosas funciones que parecen desempeñar las redes de micorrizas en los bosques les han valido un apodo coloquial: la Wood Wide Web[2][3].
Varios estudios han demostrado que las redes de micorrizas pueden transportar carbono,[4][5] fósforo,[6] nitrógeno,[7][8] agua,[1][9] compuestos de defensa,[10] y aleloquímicos[11][12] de una planta a otra. Se ha propuesto que el flujo de nutrientes y agua a través de las redes hifales está impulsado por un modelo de fuente-sumidero,[1] en el que las plantas que crecen en condiciones de relativamente alta disponibilidad de recursos (por ejemplo, entornos con mucha luz o mucho nitrógeno) transfieren carbono o nutrientes a plantas situadas en condiciones menos favorables. Un ejemplo común es la transferencia de carbono desde plantas con hojas situadas en condiciones de alta luminosidad en el dosel del bosque, a plantas situadas en el sotobosque sombreado donde la disponibilidad de luz limita la fotosíntesis.

Micorrizas del suelo

Este proyecto trata de manzanos modificados genéticamente que expresan dos genes de quitinasa fúngica que confieren una mayor resistencia contra los hongos patógenos. Aquí se investiga si tienen tasas de micorrización alteradas en comparación con las cepas de tipo salvaje. Las quitinasas utilizadas para la transformación son enzimas que atacan el principal componente de las paredes celulares de los hongos, especialmente el de Venturia inaequalis, el agente causal de la sarna del manzano, y el de Podosphaera leucotricha, el agente causal del oídio. En el caso de la pomicultura, está previsto injertar vástagos transgénicos en portainjertos de tipo silvestre. Se espera que la parte transgénica confiera resistencia contra la sarna del manzano y el oídio, mientras que el portainjerto de tipo silvestre determina el patrón de crecimiento del árbol maduro.
Las raíces de los manzanos pueden albergar dos tipos de micorrizas muy diferentes: los hongos micorrícicos arbusculares pertenecen al reino Glomeromycota y transportan agua y principalmente fosfato a la planta. Por otro lado, los hongos ecotomicorrícicos son del reino Asco o Basidiomycota y aportan a la planta agua y principalmente nitrógeno. Así, ambos tipos de micorrizas son importantes para la adaptación de los árboles a las condiciones locales, pero, al ser hongos, están potencialmente amenazados por la expresión de enzimas que atacan a los hongos.

Relación entre los hongos micorrícicos y los árboles

1. Se forma una opinión de consenso sobre el estado de los rasgos para las especies cuando la mayoría de los datos están de acuerdo (>90% de las fuentes de datos coinciden para los géneros). Los rasgos reportados en una minoría de casos son probablemente el resultado de errores (dentro de las tasas esperadas) o representan un tipo de asociación secundaria de menor importancia.
2. Comprobar cuidadosamente los rasgos que están en desacuerdo con la mayoría de los datos de una especie, examinando las pruebas utilizadas para el diagnóstico en las fuentes de datos (si se proporciona alguna). En muchos casos se puede demostrar que estos informes contradictorios son altamente improbables o imposibles (ver Tedersoo y Brundrett 2017 para estudios de caso).
3. Identificar las causas probables de los errores de diagnóstico para las familias o los géneros en los que las tasas de error son inusualmente altas (>10%). Para ello es necesario conocer la estructura de las raíces de las micorrizas y los hábitats donde crecen, como se explica a continuación.
Tabla 2 Lista de árboles incluidos en este estudio con su estado micorrícico designado y la proporción de datos que concuerdan con este diagnóstico (datos correctos). Los datos proceden de la base de datos FungalRoot (Soudzilovskaia et al. 2020)Tabla completa